Lissalde y el lobby de Belocopitt en la Legislatura
Tras la polémica, los pliegos ya están en ACA pero siguen las tensiones | ¿Se viene la Boleta Única de Papel? | A mano alzada: la Legislatura y un sistema de votación de antaño | Los reyes del off.
¡Hola! Por acá estamos de nuevo. La Legislatura cobra un ritmo que hacía mucho tiempo no tenía: presentación de proyectos, movimientos de bloque, nuevas alianzas, diferencias entre el Ejecutivo y sus legisladores.
Quizás esa actividad no se condice aún con la cantidad de sesiones. Por caso, el Senado lleva 66 días sin sesionar (la última fue el 3 de julio). En tanto, los diputados sesionaron el 15 de agosto y -en el afán de cumplir con una sesión al mes- asoma un acuerdo para bajar el recinto el 25 de septiembre.
La semana pasada les adelantamos que los 129 pliegos judiciales se habían trabado en Mesa de Entradas y que Verónica Magario se negaba a girarlos a la comisión Asuntos Constitucionales y Acuerdos (ACA) porque allí no estaban los ochos pliegos para el Departamento Judicial La Matanza que había exigido al ministro de Justicia, Martín Mena.
El ministro corrigió ese “error” y envió los pliegos requeridos. Ahora toda la documentación está en la poderosa ACA y los senadores de esa comisión se preparan para entrevistar la semana que viene a los candidatos. Se estima que ese proceso llevará unas tres jornadas. Seguramente habrá cosas para contar.
Ahora sí ¡Empecemos!
El lobby de Belocopitt en la Legislatura
Un proyecto que se presentó tres veces. Un mismo legislador en la mira: Ricardo Lissalde, un hombre del Frente Renovador especialista en los negocios vinculados a los colegios profesionales. En este caso volvió a la carga con un viejo anhelo: que los odontólogos tengan la libertad de elegir su obra social, una movida en favor de Claudio Belocopitt y la poderosa Swiss Medical.
Ocurre que los odontólogos aportan de manera obligatoria a la Cobertura Médica Integral (COMEI), un sistema solidario que tiene 50 años de vida y que según los odontólogos funciona sin problemas.
Sin embargo, desde hace mucho tiempo los empresarios del sector buscan sumar a esos profesionales a sus carteras de afiliados. El único camino posible es romper la rigidez que impone el sistema. Ahí es donde aparece Lissalde, intentando una y otra abrir el mercado en favor de las prepagas.
El miércoles, el proyecto que modifica la Ley 8119 (del año 1973) pasó por la comisión de Federaciones y Colegios Profesionales. Afuera del Anexo de Diputados -sobre calle 53- un grupo de odontólogos desplegó pancartas, megáfonos y cánticos.
“En 2018 logramos frenar el proyecto. Seis años después estamos en la misma y con el mismo diputado”, dijo uno de los profesionales.
COMEI brinda cobertura a más de 20.000 afiliados y a sus grupos familiares. Los odontólogos entienden que permitir que una parte de los afiliados pueda elegir otras empresas de servicios médicos puede llevar al desfinanciamiento del sistema. “La obra social se funde en dos años”, dicen.
Lissalde fue senador provincial entre 2007 y 2009. Por esos años jugó fuerte para las entidades rurales durante el conflicto por la resolución 125. En 2011 fue electo diputado, mandato que renovó en 2015. Quedó afuera de la lista del Frente de Todos en 2019, pero Sergio Massa lo compensó con un lugar en Trenes Argentinos. Más tarde llegó a AUBASA, donde mantuvo fuertes roces con Facundo Moyano. En 2023 recuperó su banca en Diputados.
Más allá del proyecto puntual, de aprobarse la iniciativa Lissalde le haría un favor a varios legisladores e intendentes de la oposición. ¿Por qué? Porque desde varios espacios, fundamentalmente el PRO, buscan hace años que la obra social IOMA sea optativa para los empleados estatales bonaerenses, algo a lo que el peronismo se opone.
Si avanzara esta propuesta, el efecto automático sería dejar la puerta abierta para quitar la obligatoriedad del uso del IOMA en millones de personas en la Provincia. Polémico.
¿Se viene la Boleta Única de Papel?
Resulta interesante el consenso que comenzó a gestarse en la oposición respecto de un proyecto de ley para implementar en la provincia la Boleta Única de Papel. Ayer, el PRO, un sector del radicalismo y la Coalición Cívica hicieron una presentación conjunta de la iniciativa en Diputados. “El gobernador se ahorraría unos 11.000 millones que puede destinar a otras áreas”, afirman.
El momento elegido no es casual. El Congreso podría votar esta semana una iniciativa similar para la elección nacional. Si eso ocurre, sería muy difícil para el peronismo en la provincia -firme defensor del sistema de boleta múltiple por agrupación- evitar una reforma en el sistema de votación.
Los diputados se basan en el modelo de boleta única que se utiliza en la provincia de Mendoza. Los cargos electivos -gobernador, senadores, diputados, intendente- se disponen de manera horizontal, mientras que los distintos partidos políticos se ubican en forma vertical.
Los diputados aseguran estar dispuestos a aceptar mejoras en el texto, una manera de seducir a otros sectores políticos para que se sumen a la movida. En principio sumar apoyos no parece imposible. El sector de los radicales que responde a Martín Lousteau y Facundo Manes difícilmente lo rechazaría. En tanto, los sectores afines a Javier Milei también se sumarían, en sintonía con los cambios que se proponen a nivel nacional.
La llave volvería a estar en manos del bloque que preside Gustavo Cuervo, un grupo de diputados que llegó a la Legislatura en las listas de La Libertad Avanza, pero que tomó distancia del presidente y ahora se posiciona como el garante de la gobernabilidad de Axel Kicillof. Ese bloque tiene nueve votos y el peronismo cuenta con 37. Juntos suman 46, suficiente para bloquear la movida.
Los diputados plantean que este sistema simplificará el proceso electoral y reducirá drásticamente la impresión y distribución de boletas. Pero también destacan que asegurará que todas las fuerzas políticas tengan presencia en el recinto de votación y evitará prácticas fraudulentas como la manipulación y el robo de boletas.
Reyes del off
Secco quiere más. El proyecto que propone cambiar el nombre al Puerto La Plata para que pase a llamarse ‘Puerto Región Capital en la Ensenada de Barragán’ no cayó bien en el entorno de Mario Secco. El intendente mandó a avisar que la terminal portuaria debe llamarse Puerto Ensenada y asegura que está dispuesto a pelear por eso.
Si te fuiste, todo mal. La reunión de la comisión de Turismo del Senado sirvió de escenario para exponer las tensiones entre La Cámpora y su némesis, La Patria es el Otro. El senador marplatense Pablo Obeid, camporista de la primera hora, mostró molestia con su par de Bahía Blanca, Ayelén Durán, que dejó la orga para alistarse en las filas del Cuervo Larroque. “Ella estaba muy nerviosa”, describió un testigo.
Se fue uno, ¿se va otro? A la salida de Nahuel Sotelo de La Libertad Avanza al Gobierno nacional podría sumarse en los próximos días la del libertario Alejandro Carrancio. El hombre de Mar del Plata fue tentado para cumplir una importante función en el área de Turismo nacional, aunque sonaron otros lugares en donde ubicar su nombre, también en la órbita del Poder Ejecutivo.
La virtualidad del Senado complica a La Cámpora. Se sabe que una manera de llegar a los votos necesarios para aprobar una ley es reducir el número de voluntades que se niegan a votarlo. Desde hace años, las ausencias son determinantes en votaciones ajustadas. Sin embargo, Verónica Magario complicó las cosas cuando, tras la pandemia, decidió mantener la virtualidad en el recinto. Faltar a una sesión es mucho más complejo que antes. De algún modo, la enorme extensión bonaerense justificaba las ausencias. Pero ahora se puede votar desde cualquier lugar de la provincia. Incluso del mundo. Esto complica la votación ene el recinto del polémico proyecto Indemnizaciones que impulsa La Cámpora, donde la única forma de aprobarlo parece ser con ausencias.
Sin apuro. Después de nueve meses sin funcionar, Verónica Magario logró constituir la comisión de Seguridad del Senado. La última vez que esa comisión se reunió fue en noviembre del año pasado y los expedientes se acumulan desde entonces. Los senadores se reunieron esta semana, pero no avanzaron con ninguno de los proyectos. Sólo se limitaron a dejar constituida la comisión. En algunas semanas volverán a reunirse. Sin apuro.
La interna no afloja. El diputado Facundo Tignanelli es un tanto refractario a los medios. Sin embargo, esta semana tuvo un mini raid mediático. Pasó por la AM 530 -la radio de las Madres controlada por La Cámpora- y por el canal de streaming Eva TV. En ambos espacios defendió con empeño el proyecto que sube las indemnizaciones en la provincia. Acá van algunos textuales:
“Es un proyecto de los laburantes. De hecho, el ministro de Trabajo, Walter Correa, lo presentó. Dijo que su ministerio iba a apoyar una iniciativa que era justa para los trabajadores”.
“Salieron algunos funcionarios del Ejecutivo a decir que era un proyecto legislativo y no del Ejecutivo. Básicamente porque los aprietan los sectores concentrados de la economía y tratan de lavarse las manos y despegarse”.
Como en el Siglo XIX: así se vota en la Legislatura
“Quienes estén por la afirmativa sírvanse marcar su voto”. Es la directiva que provoca, tanto en el hemiciclo de Diputados o Senadores, que algunos legisladores levantan su brazo. Es una acción cansina, desganada. Es curioso, pero en ese momento bajan la mirada. El secretario Administrativo ni siquiera cuenta esas manos alzadas. “Aprobado por amplia mayoría”, dice. Y pasa al siguiente tema.
La Legislatura tiene un sistema de votación de antaño que se basa en un acuerdo parlamentario al que se llega minutos antes de la sesión: la reunión de Labor, donde todo se define y la palabra -por ahora- vale.
Allí, los jefes de bloque plantean su posición final respecto de algunos proyectos en danza. Cada uno de ellos -sí, casi siempre son hombres- ofrecerá la cantidad de legisladores con los que cuenta su bancada. Los votos se cuentan en ese cónclave y ahí se decide qué proyectos bajan al recinto y cuáles quedan en el cajón. Es una reunión sagrada y los pactos alcanzados allí rara vez se incumplen. Por eso, la votación en el recinto es un trámite menor y burocrático.
Con todo, resulta imposible saber los nombres de los legisladores que aprueban un proyecto. El secretario Administrativo dirá que se aprobó por unanimidad, por más de dos tercios, por amplia mayoría o simplemente dirá “aprobado”.
El sistema tiene sus beneficios (para los senadores y diputados). Por un lado, permite enmascarar diferencias hacia el interior de los bloques. Nadie queda expuesto: aprueba el conjunto, no la individualidad de sus integrantes.
Pero, además, el sistema les permite defenderse sin problemas ante eventuales críticas. “Yo me opuse y no lo voté”, dirán. Incluso alguno puede decir que en ese momento se levantó de su banca, indignado por lo que se estaba votando.
En rigor, sólo existe una alternativa para que quede asentado cómo votó cada legislador. Se trata de la incómoda votación nominal, donde cada senador o diputado deberá decir a viva voz si su voto es positivo o negativo. Se trata de una rareza, una alternativa impopular adentro del recinto.
Para esto uno de los legisladores deberá pedir la votación nominal al momento de votar un proyecto y el cuerpo votará en favor o en contra de ese método. En la práctica, suele ser utilizado por alguien que se opone a lo que se va a votar y tiene un interés manifiesto de dejar expuesto al resto de los bloques.
Generalmente la petición es rechazada y nadie abusa de esos pedidos. Quien solicita la votación nominal en el recinto es porque antes avisó que lo haría en la sagrada reunión de Labor Legislativa.
Otra herramienta es la abstención y servirá para que quede constancia de que un diputado evitó expresar su voto por la positiva o negativa. Pero lo curioso es que se trata de una alternativa a la que el propio reglamento le impone algunas trabas. Por caso, cada pedido de abstención deberá ser aprobado por el resto de cuerpo.
Por último, se suma un mecanismo que algunos legisladores suelen utilizar de manera individual para que quede registro de su voto. Tras la sesión, un senador o diputado puede presentar un expediente donde deja constancia de que su voto fue negativo. Ese documento se adjuntará al acta de la sesión junto a los proyectos que se votaron, la versión taquigráfica y otros documentos.
Si tenés alguna duda, sugerencia, propuesta o lo que sea, no dudes en escribirnos a votacionnominal.news@gmail.com.
Hasta acá llegamos. ¡Gracias por leernos! ¡Nos vemos en unos días!